Nochebuena en Buenos Aires: mi hija, dos nietas y yo, cocinamos, decoramos la mesa, cenamos plácidamente y luego nos abrazamos en el balcón bajo un estallido de estrellas que no son de Belén, e iluminan el porche del convento vecino donde una docena de monjitas de hábito cantan “feliz navidad”.
Cuando rememoro a la única abuelita que conocí, intento recordar qué hacia durante todo el día. Ciertamente mermeladas, tejido o crochet, leer. Y viajar!.
Mi madre en cambio detestaba viajar, cocinaba por obligación, y fue una abuela más astuta: cedió a su marido la tarea de entretener nietos, y cocinar para ellos, dedicándose a sus pacientes de fisioterapia y en su vejez a recrear su historia personal en sus memorias. Ella fue una ávida lectora, hablaba 5 idiomas, y se casó por tercera vez a los 59 años.
Estamos en el sigo XXI. Las abuelas de hoy somos más jóvenes, más dinámicas, más cuestionadoras y más demandantes. Reconozcámoslo: para nuestros nietos estamos mucho menos disponibles. Pero que ellos admitan que estamos más vigentes. Y eso no es gratuito: nos cuesta esfuerzo, destellos de lucidez y adaptación al ritmo de la nueva era.
El tema merece algunas reflexiones de abuela en ejercicio.
domingo, 25 de diciembre de 2011
Navidad
Navidad
miércoles, 14 de diciembre de 2011
preguntitas que me hago hoy dia
Puede la belleza ser tan perfecta que llegue a doler? Puede el arte llevarte allá donde el amor a veces no alcanza? Y si es el bien supremo que nos concedieron los dioses, ante las imperfecciones del amor?
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