Cuando rememoro a la única abuelita que conocí, intento recordar qué hacia durante todo el día. Ciertamente mermeladas, tejido o crochet, leer. Y viajar!.

Mi madre en cambio detestaba viajar, cocinaba por obligación, y fue una abuela más astuta: cedió a su marido la tarea de entretener nietos, y cocinar para ellos, dedicándose a sus pacientes de fisioterapia y en su vejez a recrear su historia personal en sus memorias. Ella fue una ávida lectora, hablaba 5 idiomas, y se casó por tercera vez a los 59 años.

Estamos en el sigo XXI. Las abuelas de hoy somos más jóvenes, más dinámicas, más cuestionadoras y más demandantes. Reconozcámoslo: para nuestros nietos estamos mucho menos disponibles. Pero que ellos admitan que estamos más vigentes. Y eso no es gratuito: nos cuesta esfuerzo, destellos de lucidez y adaptación al ritmo de la nueva era.

El tema merece algunas reflexiones de abuela en ejercicio.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Los chicos de hoy


Ayer tomé conciencia, en una charla de abuelos con cuanta frecuencia sale el lamento de la falta de valores de los nietos, es decir de “los chicos de hoy”. “Los chicos de hoy” en forma peyorativa, es la mejor manera de ampliar la brecha generacional. Y de deslindar nuestra responsabilidad como generación. O la de nuestros hijos.


Sinceramente no creo que “antes” todo era mejor. Esa postura solo refuerza nuestra nostalgia por valores indudables, pero más que nada por ese universo en el que fuimos jóvenes, fuertes, protagonistas.  Es innegable que hay valores perdidos, que se prioriza la información sobre la educación, que una voraz obsolescencia es la constante en todas las áreas incluyendo el amor, que las comunicaciones las mas de las veces llevan a espejismos. 

Los "chicos de hoy" están menos contenidos y conectados con el entorno familiar, más expuestos a las agresiones sociales, al manoseo mediático, mas urgidos, mas cercados de modelos omnipresentes. Los chicos de hoy viven el mundo que nosotros les hemos dejado, y por ello no abrazan ideologías inconsecuentes, para abrirse a búsquedas que aún no cuajan pero que abrirán nuevas brechas. Los chicos de hoy navegan diestramente en un mar lleno de tiburones invisibles, por complejas rutas a las que algunos nos asomamos tímidamente. Los chicos de hoy son mas sinceros, mas osados, mas informados, y te respetan solo si te ganaste su respeto con autenticidad. A los abuelitos nos toca abrir los ojitos con mirada transparente colocándonos en un lugar estratégico más allá de nuestro ego.