Cuando rememoro a la única abuelita que conocí, intento recordar qué hacia durante todo el día. Ciertamente mermeladas, tejido o crochet, leer. Y viajar!.

Mi madre en cambio detestaba viajar, cocinaba por obligación, y fue una abuela más astuta: cedió a su marido la tarea de entretener nietos, y cocinar para ellos, dedicándose a sus pacientes de fisioterapia y en su vejez a recrear su historia personal en sus memorias. Ella fue una ávida lectora, hablaba 5 idiomas, y se casó por tercera vez a los 59 años.

Estamos en el sigo XXI. Las abuelas de hoy somos más jóvenes, más dinámicas, más cuestionadoras y más demandantes. Reconozcámoslo: para nuestros nietos estamos mucho menos disponibles. Pero que ellos admitan que estamos más vigentes. Y eso no es gratuito: nos cuesta esfuerzo, destellos de lucidez y adaptación al ritmo de la nueva era.

El tema merece algunas reflexiones de abuela en ejercicio.

martes, 3 de julio de 2012

Machacamarca 1

Menos 8 grados, Machacamarca, Oruro. Un vagón de tren reacondicionado para "Carga Sellada" Y 50 personas al servicio de un sueño cinematográfico que se ha forjado durante una década, bajo la batuta de la abuela cineasta... Se genera una hermandad a ratos tensa pero encaminada.

De momentos me sorprendo a mi misma, percibiéndome en mi silla frente al monitor, con mi gorro de lana que me protege del frio, pero que cae cada vez que me pongo el auricular, delineando con paciencia las imagenes y sonidos. El paisaje ocre me invita cada mañana, a confirmar la paleta de colores, surgen aportes que dan vida a los personajes, y los lugares se tornan habitados.