Cuando rememoro a la única abuelita que conocí, intento recordar qué hacia durante todo el día. Ciertamente mermeladas, tejido o crochet, leer. Y viajar!.

Mi madre en cambio detestaba viajar, cocinaba por obligación, y fue una abuela más astuta: cedió a su marido la tarea de entretener nietos, y cocinar para ellos, dedicándose a sus pacientes de fisioterapia y en su vejez a recrear su historia personal en sus memorias. Ella fue una ávida lectora, hablaba 5 idiomas, y se casó por tercera vez a los 59 años.

Estamos en el sigo XXI. Las abuelas de hoy somos más jóvenes, más dinámicas, más cuestionadoras y más demandantes. Reconozcámoslo: para nuestros nietos estamos mucho menos disponibles. Pero que ellos admitan que estamos más vigentes. Y eso no es gratuito: nos cuesta esfuerzo, destellos de lucidez y adaptación al ritmo de la nueva era.

El tema merece algunas reflexiones de abuela en ejercicio.

miércoles, 11 de abril de 2012

abuela cineasta


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Elijo priorizar mi privilegio profesional : estoy en rodaje ! El altiplano boliviano se revela a mis ojos con su misterio y belleza redescubierta a través de la cámara. Paisaje horizontal infinito enmarcado en un cielo azul intenso. Un tren a vapor desafiando la realidad se arrastra en las rieles. Y un equipo de artistas, artesanos, productores, técnicos, chóferes, al servicio de un sueño de larga data... Las palabras no desentrañan las emociones del día.

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