Cuando rememoro a la única abuelita que conocí, intento recordar qué hacia durante todo el día. Ciertamente mermeladas, tejido o crochet, leer. Y viajar!.

Mi madre en cambio detestaba viajar, cocinaba por obligación, y fue una abuela más astuta: cedió a su marido la tarea de entretener nietos, y cocinar para ellos, dedicándose a sus pacientes de fisioterapia y en su vejez a recrear su historia personal en sus memorias. Ella fue una ávida lectora, hablaba 5 idiomas, y se casó por tercera vez a los 59 años.

Estamos en el sigo XXI. Las abuelas de hoy somos más jóvenes, más dinámicas, más cuestionadoras y más demandantes. Reconozcámoslo: para nuestros nietos estamos mucho menos disponibles. Pero que ellos admitan que estamos más vigentes. Y eso no es gratuito: nos cuesta esfuerzo, destellos de lucidez y adaptación al ritmo de la nueva era.

El tema merece algunas reflexiones de abuela en ejercicio.

jueves, 26 de enero de 2012

terapia en tiempos modernos

A ésta "avanzada edad" senti la necesidad de una reubicación de mis emociones primarias y hacer una evaluación de mi vida. En resumen entré en terapia. De salida a mi hora semanal, mi nieta Camila me preguntó a donde iba. 

-Donde vas abu?
-A la psicóloga
-Para que?
-Para que me arregle un poco, y quede un poco menos loquita...
-No abuela, no, por favor que no te arregle!

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